Reflexion: Proverbios, 2, 1-5

“Hijo mío, si aceptas mis palabras y conservas mis mandatos, escuchando a la sabiduría y prestando atención a la prudencia; si invocas a la inteligencia y llamas a la prudencia; si la procuras como el dinero y las buscas como un tesoro, entonces comprenderás el respeto del señor y alcanzarás el conocimiento de Dios. Proverbios 2, 1-5.

Hermanos, tres palabras claves, emplea salomón, Sabiduría, inteligencia y prudencia; no es casualidad que la sabiduría y la inteligencia son dones de Dios nos regala a través del espíritu Santo, así lo señala, la guía mensual del plan pastoral mes de mayo 2013, en su pagina 8-9.

La sabiduría es una habilidad que se desarrolla con la aplicación de la inteligencia en la experiencia, obteniendo conclusiones que nos dan un mayor entendimiento, que a su vez nos capacitan para reflexionar, sacando conclusiones que nos dan discernimiento de la verdad, lo bueno y lo malo. La sabiduría y la moral se interrelacionan dando como resultado un individuo que actúa con buen juicio.

La inteligencia  es la capacidad de entender, asimilar, elaborar información y utilizarla para resolver problemas.

 La prudencia es la capacidad de analizar y comprobar información, antes de tomar una decisión, evaluando sus consecuencias.

Es importante, que nos preguntemos, porque razón Salomón, nos pide que procuremos la sabiduría como el dinero y la busquemos como un tesoro. Es sencillo, el hombre sabio e inteligente, actúa siempre con prudencia, mide sus pasos antes de darlos, calcula los riesgos de cada camino que emprende, mide las consecuencias de sus actuaciones.

  Recordemos, que Judas después de vender a Jesús por 30 monedas, y luego se ahorcó, cuando comprendió lo que había hecho, hermanos, ¿Cuál creen ustedes que fue la causa de Judas tomar la decisión de ahorcarse? Pues, sencillamente, no midió las consecuencias  de sus actos, se dejó llevar por la envidia, por el dinero. ¿Podemos decir que judas actuó con inteligencia o con sabiduría y con prudencia? Claro que no, pues la sabiduría, nos permite discernir lo correcto de lo malo y la inteligencia nos ayuda a comprender que es lo correcto y que es lo malo, mientras la prudencia, nos ayuda  a tomar una decisión midiendo sus consecuencias.

Hermanos, que Jesús nos conceda la sabiduría y la inteligencia necesaria, para actuar apegado a los principios éticos y morales, así como su madre María y su padre José, actuaron al ser escogidos por Dios, para enviarnos a través de ellos al salvador y redentor de la humanidad, por medio de la muerte de su hijo. Amen.